martes, 20 de enero de 2015

"DIARIO DE VIAJE 10: Muang Sing"

El sábado 21 de diciembre salimos temprano de la estación de autobuses de Luang Nam Tha para coger el transporte público que salía hacia Muang Sing. En Laos, lo que normalmente se utiliza como transporte son unas furgonetas no muy grandes que siempre van hasta los topes de gente y equipajes (bueno, y también sacos de arroz, leña, gallinas…).Los trayectos en furgoneta siempre parecen más largos de lo que realmente son, entre otras razones, porque los conductores laosianos se suelen parar tres millones de veces...Aquí van unos ejemplos: ¿Qué te acabas de parar y una persona quiere bajarse a los 5 metros? No pasa nada, el vehículo se vuelve a detener, ¿qué uno quiere pararse a comprar comida a los dos minutos de haber salido de la estación? Tampoco pasa nada, el conductor se vuelve a parar, ¿qué llevamos unos sacos de comida para entregarlos en un poblado durante nuestro recorrido y el que lo recoge todavía no está esperándonos? ¿qué va a pasar? ¡pues lo esperamos!, ¿qué vamos en la furgoneta como sardinas en lata y se para a recoger a gente con mogollón de bolsas? Tranquilidad, estamos 30 minutos estacionados en el arcén jugando al tetris para que todo el mundo quepa…y, bueno, ¡un largo etcétera!. En cuanto a los tickets de bus/furgoneta, nunca pueden comprarse con antelación sino el mismo día de su uso con lo que uno debe presentarse en la estación temprano si quiere asegurarse un asiento en el vehículo. De todos modos, si venden más billetes que plazas existen en la furgoneta: a) colocan unos mini taburetes entre los espacios libres entre asientos, b) dos personas pasan a compartir un solo asiento  c) simplemente se sientan encima de lo que pillen, por ejemplo, sacos de comida.

En la furgoneta antes de salir hacia Muang Sing.

El trayecto por carretera hasta Muang Sing fue complicado, en algunos tramos el asfalto estaba lleno de agujeros y zanjas enormes y en los demás tramos había barro y piedras que se habían desprendido con lo que no pudimos ir muy rápido. Recomendamos tomar biodraminas en caso de que os maréeis con facilidad como nosotros...En esta ocasión hubo una ancianita detrás nuestra que estuvo vomitando durante todo el viaje y creednos si decimos que ver,oler y escuchar a gente vomitar en estros trayectos es muy habitual...

El viaje hasta la remota Muang Sing discurría entre altas montañas, valles preciosos  y pueblecitos junto a la carretera que vislumbrábamos desde el coche mientras no parábamos de botar en él. Cientos de mujeres y niñas cargando troncos a sus espaldas, niños y perros correteando por los arcenes y humildes casitas de madera junto a riachuelos acompañaban a esa bonita estampa. Recordamos que a pesar de lo cansado del trayecto, las vistas fueron increíbles.

¡Bienvenidos a Muang Sing!

La furgoneta no nos dejó muy cerca del centro a nuestra llegada a Muang Sing, con lo que cogimos uno de los únicos tuk-tuk que existen en el pueblo. Nos dejó en la estación de autobuses, muy próxima al mercado. De ahí nos pusimos a andar un par de km en busca de una opción económica para alojarnos. Muchas de las calles de Muang Sing todavía eran de tierra. Había unas cuantas tiendas pequeñas en la calle principal del pueblo y un par de restaurantes, de los que únicamente uno estaba abierto. Durante nuestra estancia allí, tuvimos que comer y cenar en el único restaurante que estaba abierto, regentado por una simpática señora que chapurreaba bastante bien inglés. Para conectarnos a internet tuvimos que usar  un ordenador que había en su restaurante/casa ya que no disponíamos de wifi en aquel lugar. 

Tai Lü Restaurant,en la calle principal.

Recordamos que para ir de nuestra guest house a allí, teníamos que ir con nuestros frontales porque no había luces por las calles. Sólo los pequeños fuegos de tenue luz alrededor de los cuales se agrupaban las familias en la calle, alumbraban nuestro paseo. En el restaurante conocimos a dos mujeres australianas que viajaban solas desde hacía un tiempo procedentes de Myanmar, con quién nos reencontraríamos por casualidad en Tailandia y un hombre italiano que iba a proseguir su viaje por Vietnam. Estuvimos hablando y decidimos hacer juntos una ruta por los alrededores de Muang Sing para conocer sus diferentes aldeas. Ellas le preguntaron al conductor del tuk-tuk (que nos recibió a todos nosotros a nuestra llegada) si podría ser él quien por un día nos acompañara. Creímos que así podríamos conocer poblados que no son normalmente visitados por los turistas y el dinero iría destinado directamente a él y a su familia. 



Así pues, al día siguiente quedamos temprano para empezar nuestra ruta. Pudimos conocer la vida en tres poblados de diferentes etnias: Akha, Tai Lü y Yao. En el primero, no nos recibieron muy bien y no quisieron interactuar mucho con nosotros ni que les sacáramos fotos a sus hijos sin darles nada a cambio.

Poblado Akha.




En  la tribu Yao, se mostraron mucho más cercanos y sonrientes e intentaron vendernos sus artesanías de manera amable. Recordamos a una señora que, sorprendida por nuestra visita, entró corriendo a su casa sin parar de reírse, y sacó unos gorros y fulares para enseñárnoslos. 


Decidimos ir en busca de la escuela primaria de la tribu Yao para entregarles parte de los colores y cuadernos que llevábamos cargando en nuestras mochilas desde hacía semanas. A pesar de que era sábado y de que no había colegio, pudimos encontrar a las profesoras de la escuela junto a sus hijos. Se mostraron  muy agradecidas y nos pudimos quedar un rato disfrutando de ellos pintando y jugando.


Escuela primaria donde entregamos el material a las profesoras.



Es difícil elegir dónde y a quién entregar los materiales ya que lo que de verdad nos haría felices es poder dejarlo en todas partes. Sin embargo, nuestras maletas no podían ir más cargadas y tuvimos que ir dejando los colores poco a poco y en diferentes zonas; zonas en las que creyéramos que podía haber más escasez de recursos y en las que llegaran menos ayudas por parte de gobierno. 



Después de comer en el mercado del pueblo y de comprar un poco de fruta, culminamos nuestra ruta en una aldea Tai Lü, etnia de la que procedía el conductor de tuk-tuk que nos acompañó durante todo el día. Quiso llevarnos allí ya que estaban ese día de celebración. Tuvimos la suerte de pasar un buen rato en la casa de una familia que nos invitó a comer y a beber con ellos y poder conocer más de cerca sus costumbres y su forma de vida. 

En el Mercado de Muang Sing.

Comiendo y bebiendo en una casa típica Tai Lü.





El día no pudo acabar mejor. El sol se estaba yendo a la vez que terminaba la música que danzaban descalzas aquellas adorables niñas. Fue el momento de despedirnos de todos ellos y de regresar a Muang Sing. Nos despedimos de nuestros efímeros compañeros de viaje y les deseamos suerte en su aventura. El recorrido por las aldeas había sido muy especial y estuvimos durante todo el día rodeados de unos paisajes muy bonitos en los que, desgraciadamente, volvimos a ver mucha presencia de basura. 





Al contrario de lo que pensábamos al comenzar el día, la gente resultó ser amable y simpática con nosotros y la mayoría no parecían vernos como intrusos ni como turistas a los que venderles cosas (a excepción de las “vendedoras Akha”) sino como a extranjeros por los que sentían curiosidad y a los que sonreían y saludaban, algo que pudimos vivir en estas tribus y que no se volvió a dar en muchos otros lugares de Laos. 



Al regresar por la tarde a nuestra habitación, coincidimos en que había sido un día intenso lleno de bonitas sensaciones, de vivencias primerizas y de grandes descubrimientos sobre su cultura, su carácter y su forma de vida, muy distinto a todo lo que conocíamos. Creemos que fue uno de los mejores lugares para darnos cuenta de cuál es el auténtico Laos, aquel que siempre recordaremos. Al día siguiente nos marchábamos hacia nuestro próximo destino: Nong Khiaw. 




Aquí os dejamos el vídeo-resumen de nuestra estancia en Muang Sing: https://www.youtube.com/watch?v=W63rffieVO0


Más información...

- Noche en habitación doble con baño privado (Singduangdao Bungalows): 70.000 LAK (6'40 €)

*Los bungalows estaban bastante sucios y puesto que hacía mucho frío, debimos de haber buscado otra opción con paredes de ladrillos y no bambú...pero era barato, espacioso y con baño privado.

- Comida (Thai Lü Restaurant): 67.000 LAK (6'14 €)

* La comida no era nada del otro mundo pero era de los pocos sitios que nos encontrábamos abiertos. Recomendamos los rollitos de primavera (aunque seguro que lo hará la señora).

- Cena (Thai Lü Restaurant): 44.000 LAK (4'03 €)

- Tuk-tuk (de la parada del autobús hasta la estación de autobuses): 20.000 LAK (1'83€)

- Billete de furgoneta de Luang Nam Tha a Muang Sing: 25.000 LAK/persona (2'30€)

- Compra de 1 bolsa de patatas: 4000 LAK (0'36 €)

- Compra de fruta, dulces y agua en el mercado: 53.000 LAK (4'85 €)

- Ruta en tuk-tuk por los poblados: 120.000 LAK (11 €)

* Decidimos no acudir a una agencia de tours programados sino hablar con el conductor de un tuk-tuk para que nos llevara a conocer las aldeas de los alrededores junto a otros viajeros. Dada nuestra experiencia, lo recomendamos.



Tú, Yo Y El Mundo.






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